¿Trabajo o función natural? Diferencias de género en el cuidado de niños y niñas

Abstract

El concepto de “cuidado” integra tres dimensiones: la afectiva, la económica y la material (Letablier, 2001, citada en Aguirre, 2008: 23). La afectiva se refiere a los sentimientos y las emociones que se construyen entre quien cuida y quien es cuidado; la económica representa las inversiones que se realizan en las actividades del cuidado; y la material tiene que ver con la disponibilidad y el esfuerzo que hacen cuidadoras y cuidadores, lo que supone unos costos, por lo cual autores como Carrasco (2006) hacen referencia al “trabajo de cuidados”, categoría en la que se centrará este texto. “El trabajo de cuidados, además de que posiblemente se concrete en una determinada actividad, implica importantes dosis de relación, atención psicológica y sostén emocional y afectivo” (p. 52). Estudiar esta categoría desde la perspectiva de género demanda el análisis de la participación del hombre y la mujer en el cuidado de los niños y las niñas, y del tiempo invertido en las tareas domésticas. Conlleva, además, repensar lo que tradicionalmente se ha construido sobre lo femenino y lo masculino (lo primero ubicado en el ámbito de lo privado y lo segundo en el de lo público). Las representaciones en torno a esto han naturalizado la desigualdad de las relaciones entre hombres y mujeres, y han establecido diferencias en asuntos como la sexualidad, la procreación, la afectividad, la proveeduría y el cuidado (Carrasco, 2006).