Abstract
Como pedazos de cristal recogía su alma de la calle, un rompecabezas multiforme y multicolor que se deshacía en sus manos como arena al levantarlo. El silbido de la vida se agolpaba en sus pulmones, ya incapaces de retener otra bocanada de aire; sin embargo, él todavía lo intentaba, aun cuando la sangre se le abarrotaba por la garganta, sus fuerzas no estaban dirigidas a levantarse del suelo, sino a una vaga esperanza, el destello de un pensamiento en su mente le decía que aún podía devolver esa corriente carmesí a las arterias y venas, que ahora clamaban porque se generase en las aberturas una costra de esa sangre que hervía de ganas de vivir, de tener unos minutos más, para que alguien lo viniese a rescatar de la mano siniestra que apretaba su corazón.