Resumen
Es muy corriente oír hablar de instrucción y educación como de dos cosas total, esencialmente diversas,
y así se dice: "es más conveniente educar que instruír''.
Esto está bien, pero hasta cierto punto apenas, según nuestro modesto entender. Aquel concepto se basa en la generalizada costumbre de tomar la voz instruír en el sentido de llevar a la mente, a la inteligencia del aprendiz, un conjunto de principios o sistema de verdades denominado ciencia.
Y si ésta es de alguna aplicación práctica e inmediata, se le llama ciencia aplicada. Educar, por el contrario, es de acuerdo con el concepto generalizado, enderezar la voluntad del estudiante hacia un fin
determinado, es plasmarle su comportamiento, crearle hábitos saludables, moverlo hacia la ejecución del
bien.