dc.description.abstract | Dios toma una y otra vez la iniciativa de acercarse a la humanidad para restaurar los lazos de amor y de ternura, que se quebraron por el pecado. “Al principio”, Dios crea un lugar, un tiempo, unos seres vivientes… y todo era bueno. De una forma increíble, cuando culmina la creación con la obra del hombre, deja claro para las generaciones de ayer y de hoy, un propósito y deseo de bondad y belleza desde el origen; unas criaturas que revelan la grandeza del mismo Creador y artífice. Todo está en relación desde la más pequeña célula humana, hasta los astros, estrellas y demás partículas planetarias. Dios se revela en todo cuanto existe, desde la creación misma hasta nuestros días, se revela en los profetas, los sabios y los jueces, en los seres celestiales como ángeles y mensajeros, y en la máxima expresión de su revelación: la persona de Jesucristo. En Jesús, Dios se revela en plenitud. Toda la totalidad de quién es Dios se manifiesta en Jesús. Su amor por las creaturas tiene su máxima expresión al decidir vincularse al proyecto humano y a toda su creación en la persona de Jesús, como máxima expresión del amor. Dios que nos ha creado por amor, nos salva en el amor y ese amor se hace visible y cercano en Jesús de Nazaret. | spa |