Abstract
Desde sus orígenes, la universidad ha enfrentado los mismos
problemas: una excesiva profesionalización, demanda de mano de
obra calificada, un cientifismo ramplón y narcisista, una desmesurada
pérdida de valores, la guerra como medio de dominio y expansión
del poder, cambios sociales imprevistos, corrientes filosóficas
apocalípticas, control desde sistemas de poder autoritarios que atentan
contra su autonomía y la tendencia recurrente a la deshumanización
de las profesiones, los grupos humanos, las religiones, la
ciencia, la política y la cotidianidad.