Abstract
A partir del contexto que nos da la evolución de la letra, desde que se hizo pictograma, sonido y signo, entramos a los mundos de ilusión que nos crean las palabras. Mundos cambiantes que se ponen en escena en los procesos editoriales para llegarle, vigorosos, al público ávido de lecturas novedosas, formativasy hasta ociosas. La producción en serie de objetos editoriales no se agota para el editor, al contrario, debe incentivar y convocar la participación de un grupo multidisdplinario capaz de hacer las cosas con esmero y curiosidad profesional. Es hora de que el diseño editorial sume en su saber productos cada vez más humanizados para beneficio de la cultura.