Abstract
Cada vez que pensaba en la escuela de la profesora Marta, venían a mí bellos y hermosos recuerdos. No es que me gustara la escuela, en realidad estaba un poco vieja, sino que me gustaba lo que aprendía. A la profe Marta le debo tantos aprendizajes y cosas buenas; con ella aprendí a leer y a escribir, a sumar y a restar, entre otras cosas de las cuales hoy me siento orgullosa, porque sí, gracias a la profe hoy soy una mujer respetable dentro de la sociedad.