Abstract
La formación integral que ha inculcado la Universidad Pontificia Bolivariana de acuerdo con los postulados pedagógicos y las orientaciones pontificias son una siembra profunda que no puede tornarse infecunda por los vaivenes de la vida.
Algunos se quedarán en el mismo ambiente de bachillerato y continuarán la porfía espiritual bajo el alero
protector de la Pontificia. Otros marcharán a otros ambientes y tendrán distintas opiniones. Y compañías
a las que los acompañaron durante la adolescencia. Tanto los primeros como los últimos tienen que saber que no se es bolivariano de balde y que los principios y normas no se pueden echar al canasto de los inservibles ante el primer palafustan que se ría de nuestros dogmas o se mofe de nuestra moral.