Abstract
Hace veinte años, un reducido grupo de alumnos y profesores segregados de las aulas universitarias -saturadas entonces de ideologías heterodoxas, se ampararon bajo la bandera de Cristo, y en un grito de sana rebeldía anunciaron el nacimiento de una institución gigantesca por sus ideales y sus ambiciones.
La Universidad Pontificia Bolivariana surgió como una afirmación del credo católico, en una época en que la orientación universitaria, decididamente laicista, pretendía enervar las mentalidades juveniles, desarraigando de ellas los principios cristianos, con el conato deliberado de abrir un camino expedito al materialismo dialéctico y a otras doctrinas filosófico-religiosas no menos aberrantes.