Resumen
La miseria y la insensibilidad social, siempre han caminado juntas.
Mientras las clases adineradas se encastillan en sus mezquinos intereses y se desvelan por acrecentar
ciegamente un capital, sin un objetivo que justifique su empeño, la indigencia va ensanchando sus ámbitos sociales. La miseria, con su traje de harapos y sus ojos famélicos, se pasea por las calles, implorando la caridad pública.