dc.description.abstract | Es innegable que nos encontramos en una profunda crisis civilizatoria, la cual afecta todas las esferas de la vida humana y no- humana: social, económica, ambiental, política, cultural, espiritual, etc. En este contexto, las ciudades se erigen como espacios paradójicos. Por un lado, desde los preceptos del sistema capitalista neoliberal dependen de la insaciable extracción de la naturaleza en lugares lejanos, de la fuerza laboral precaria inclusive a veces forzada, de amplias áreas de tierras, de fuentes de agua, de bosques, de energía, de minerales, de muchas otras especies de animales, etc. Por otro lado, se configuran también espacios de solidaridad y de resiliencia que, reconociendo la diversidad del ecosistema urbano, reclaman justicia epistémica, social, ambiental, económica, es decir vivir con dignidad en espacios sustentables. El agua entendida por el sistema económico dominante como mercancía es central para el modelo de acumulación altamente inequitativo que se viene promoviendo. Debido a la negación de los límites ecosistémicos planetarios y al fuerte énfasis en una racionalidad instrumental, colonial y patriarcal, la lógica consumista termina produciendo muchas veces destrucción, contaminación y muerte. | |