Abstract
En las verdes montañas con olor a café y mora del municipio de Andes, se encuentra un corregimiento que por su nombre inspira frescura y tranquilidad: Buenos Aires. En este lugar, lleno de gente trabajadora y “verraca”, creció una persona que desde muy temprana edad se caracterizó por tomarse la frase “ser siervo del Señor” muy en serio.