Resumen
Como mecanismo de solución de conflictos, la guerra ha sido una forma de interacción humana que ha estado presente en los registros escritos que documentan la totalidad de los períodos históricos. Las excepciones, en este caso, corroboran lo que ha sido casi una regla: “En 1968 Will y Ariel Durant,
calcularon que de los primeros 3.421 años de civilización, solo en 268 no habían ocurrido guerras” (Citado en Kagan, 2003, p. 18). Así, a pesar de ser casi una constante universal, durante la era moderna, el ejercicio de la guerra adquirió en propiedad dos características puntuales: en primer lugar la subordinación de la misma a los intereses políticos y, en segundo lugar, el desarrollo de capacidades que le imprimieron un carácter cada vez más letal.