dc.description.abstract | Dentro de las múltiples miradas que permiten identificar la modernidad como un período diferente y revolucionariamente transformador de nuestra historia, el desarrollo de los conocimientos empíricos de base matemática con sus eficaces aplicaciones técnicas constituye un atalaya imposible de ignorar. La intervención de dichos conocimientos en los órdenes social, económico, político y, en general, en la casi totalidad de las representaciones de lo real vinculadas a la vida humana, ha permitido visibilizar la relación entre poder y conocimiento al punto de constituirse en una de las figuras de la dominación más relevantes de nuestro presente.
Dentro del amplio océano de los conocimientos empíricos, el campo de las ciencias naturales ha alcanzado una enorme extensión y, desde el sólido criterio de la utilidad, en no pocas ocasiones ha invadido el campo de los saberes sociales y las humanidades imponiendo prescripciones y orientaciones prácticas derivadas del conocimiento alcanzado respecto a la regularidad del orden de los fenómenos naturales. En otras palabras, una cierta dictadura del beneficio, avalada por la productividad, el crecimiento de la riqueza, el desarrollo de la técnica y el consumo, ha desplazado el área de legitimación de lo que podríamos reconocer como los “saberes de la cultura” que cultivan las humanidades. | spa |